Tras años de intercambio de reflexiones y construcción de demandas conjuntas, tenemos claro que la apuesta es por un voluntariado transformador, un voluntariado que sueña y construye ciudadanía global. ¿Qué significa esto? Veamos.
En primer lugar, asumimos que el voluntariado es el humus del nuevo sistema de cooperación (en estos momentos vivimos la reforma del sistema de cooperación y la propuesta que han elaborado las socias de La Coordinadora deja muy claro el papel de las personas voluntarias). El activismo social debe ponerse en el centro. ¿Qué significa ese “activismo social”? Frente a otras propuestas, en este caso se trata de un modelo donde la persona voluntaria parte de un propósito de transformación social, que más allá de las actividades concretas que realiza, contribuye a generar cambios en defensa de los derechos humanos. Este activismo enfatiza, además, en el protagonismo de quienes están viendo sus derechos vulnerados. Es necesario que las organizaciones se abran y ofrezcan canales de acción y difusión que recojan esa perspectiva.
Derechos y feminismos, piezas esenciales
En segundo elemento irrenunciable en ese modo de hacer y ser es entender el voluntariado como un ejercicio de derechos. La acción voluntaria es un derecho más que, junto al de asociación, promueve el resto de derechos humanos y nos fortalece como sociedad. Además, queremos dar un paso más allá. La promoción de una ciudadanía comprometida con ese marco solo puede darse desde un enfoque feminista e inter-seccional, que profundice en las causas y en las respuestas de las desigualdades. El voluntariado así entendido escucha diversidad de voces de otros lugares, analiza las discriminaciones múltiples que sufren las personas, supera las miradas racistas-colonialistas, entiende a las personas como sujetos activos de sus propias vidas, etc.
Por otra parte, es importante subrayar la relación entre cooperación y voluntariado. Esta es una de las expresiones más genuinas del sector, porque remite a la motivación y compromiso originales que nos mueve juntas por la justicia global, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.
Compromiso real con medidas concretas
En el contexto actual de reforma del sistema de cooperación es crucial contar con el compromiso de las instituciones públicas, que deben aprobar legislaciones y medidas garantistas. Una de las cuestiones más preocupantes sobre la que deben tomar decisiones es la evidente reducción del espacio humanitario. Es urgente contar con medidas firmes que garanticen la seguridad y la calidad de la acción voluntaria en el exterior y eso pasa, necesariamente, por leyes y reglamentos coherentes, como son los visados o permisos de trabajo en origen.