Lo que comienza a denominarse como “derecho humano a la ciencia” no es un derecho humano nuevo o emergente. Está muy sólidamente enraizado tanto en la Declaración Universal como en el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Y sin embargo, hasta tiempos muy recientes, este derecho no ha recibido la atención debida. Ha sido un derecho humano desconocido y de muy desaprovechado potencial. Recientemente, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha adoptado su Comentario general nº 25, relativo a “la ciencia y los derechos económicos, sociales y culturales”, que actualiza y explica contenidos de este derecho. La desgraciada circunstancia de la pandemia quizá resulte una ocasión para entender mejor la ambición y posibilidades de este derecho, cuyo contenido se pretende explorar en este análisis.
El Derecho a la Ciencia: Una visión desde la Comunidad Iberoamericana
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